domingo, 19 de diciembre de 2010

Enredada

Todo era perfecto. Entrar a escondidas. Espiar tras la puerta. Adivinar qué hay tras cada palabra, tras cada insinuación. Es como rebuscar en los cajones de la abuela y encontrar unas cartas amarillentas atadas con un lazo rojo y saber que jamás sabrá que las tocaste, que las oliste, que las leiste. Y leerlas.

La esperanza un poco tonta, te dices o te preguntas o vete a saber tú qué, de encontrar una clave ¿para qué, para quién?, un pequeño rayo ¿de esperanza, de luz, de alivio, de ya lo sabía yo? Cada canción el oráculo que te confirma lo que quieres creer, cada palabra una declaración de ruindad ¿la tuya al leer, la mía al escribir? Mueves el ratón con el corazón un poco encogido como una niña o un niño esperando ser cogidos en falta y a la vez victoriosa por haber alcanzado casi sin darte cuenta la caja de Pandora. Y lees.

Pero he dicho era. Y es que...no sé si decírtelo o callarme y divertirme un tiempo más. Ahora soy yo quien mira tras la puerta, se han cambiado los papeles y se espía a quien espiaba y ya no se sabe quién es quién o cómo empezó o acabará esto o p'adonde es p'alante. Y tanto va el cantaro a la fuente que te diré quién eres. O no. Tampoco es que tenga demasiada prisa, la verdad, sólo un poco de curiosidad por ver si éste no te gusta o no te gusta. Siempre tan lanzada. La chispa de la vida. Con un par.

María Martín ©

1 comentario:

Belle dijo...

Me encanta ese "No me gusta"...se acaba el camino y sigue el tonto ( o la tonta)

Esto empeieza a ser mmmmmuuuuuy divertido.