viernes, 31 de diciembre de 2010

Japi niú yíar (¿o no será con ye?)

Bueno, pues nada, ya estamos otra vez con la cantinela. Que si las uvas, que si las lentejas, que si el anillo en el cava (haciendo patria catalana) que si algo rojo, que si algo azul, que si algo prestado, que si el arroz, que si niña no comas por la calle que no te sale novio, que la campana de la vela se repica por San Antonio, que ya es Navidad en el Cortinglés, que por mayo era por mayo y que qué verde era mi valle. La sal con la mano derecha por encima del hombro izquierdo, la carta astral al minuto, la escoba detrás de la puerta, la maleta con una muda delante, el pero y las tijeras en la cruz, el tarot de Rider, plis, que el de Marsella es muy burgués y una tiene sangre azul y vocación de princesa (¿no han visto mi corona? pasen por mi Facebook ¿a qué esperan?).

Y la letra con sangre entra y quien bien me quiere me hará llorar y si te he visto no me acuerdo y si hay que ir se va pero ir pa ná es tontería, pero ni por cruzar los dedos de las manos y los pies, ni por hacer changuitos, ni por rezar dos padrenuestros y tres avemarías, ni por mucho madrugar ni por arrimarte a buen árbol te libras.
 
Y ya puedes cantar bajo la lluvia, echar a volar Seven Up, Seven Up pasar 55 días en Pekín, comprarte un pez llamado Wanda o buscarte un buen padrino.

Esta vez te felicito como tiene que ser digas lo que digas. Te juroo en su defecto prometo que no me supone la menor molestia, al contrario, será un placer y si el placer es tuyo pues mejor para ti y si no lo es pues ni idea de qué puede pasar porque en los libros de urbanidad de las monjas no venía ningún ejemplo en ese caso. Está todo listo. Como en un anuncio de la tele, o del cine que se ven más grandes y se escuchan en Dolbisurráun.

¿Qué lento pasa hoy el día, no?

Me come la impaciencia.

María Martín ©

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