martes, 7 de septiembre de 2010

Confesión

Psss, psss...eh, tú . Sí, es a ti. Voy a contarte un secreto. Hoy me he levantado tarde y me he quedado remoloneando en la cama. Supongo que esa es la parte interesante de la historia -quién estaba conmigo en la cama, qué pasó con las sábanas revueltas si son, o están, así por un mal sueño o por una noche de pasión, qué me dicen al oído mientras duermo, qué es lo primero que veo , que oigo, que toco al despertar- pero es justo la parte de la historia que vas a seguir imaginándote. De todos modos, leas lo que leas, diga lo que diga, calle lo que calle interpretarás lo que necesitas leer, lo que quieres leer, lo que deseas saber. No hay nada como tener una teoría propia para que todo, convenientemente escogido, ayude a reforzarla. 

Así que, y ése no es el secreto, hoy me he levantado tarde, me he quedado remoloneando en la cama y no me apetecía nada escribir o, al menos, no escribir aquí. No siempre tengo la necesidad, el deseo o las ganas de hacerlo y nunca me siento a escribir como quien hace los deberes. Porque no tengo por qué , porque no soy escritora ni lo pretendo (¿hacía falta decirlo? claro que no, salta a la vista) porque es aburrido y me resuenan las palabras de mi abuelo en los oídos ("¿no me irás a decir que estás aburrida, no? aburrirse es de tontos"). Porque no me da la gana. 

Y, sin embargo, aquí estoy, escribiendo, escribiéndote, angustiada de ver tus visitas día tras día , varias veces al día, todos los días ( hasta domingos y fiestas de guardar, inasequible al desaliento). Te imagino espectante, ilusionada, nerviosa... para acabar decepcionada; y no quiero ser yo la culpable de tu desaliento. He decidido animarte el día. Para que luego digan algunas arpías que soy manipuladora y mala. Pura leyenda urbana. Soy un sol. Y hasta puedo escribir sin ganas por una buena causa. 

¿Que cuál es la causa? Pues por supuesto, tú y puede que la misericordia o mis últimos restos de  caridad cristiana, aunque no lo confesaré jamás. Porque, querida mía, aunque no lo parezca y te cueste creerlo,  tengo mi corazoncito y, eso, sí es todo un secreto.

María Martín ©

No hay comentarios: